El ave del paraíso
Recibirás la riqueza del mundo cuando hayas dejado de desearla. Cuando el ojo sea en la memoria una estación (cualquiera) del miedo.
La trama de la trama no existe. Ni siquiera es isla de estuarios blancos, rencorosos. Su encanto de cosa perdida de antemano, esa tierra de hielo ardiente alrededor de un corazón que sueña.
Vivir ese mar, esa danza; la gran porfía humana, la pena innecesaria, el extravío carnal en su más alta noche.
Toda derrota es un esfuerzo. Pero la tela se rasga a veces y el ave más irreal del paraíso, por una vez contagiada de tiempo, se revela a quien busca aquello que ya tiene.
María Negroni, 1995